Mis mentorías de bien vivir están enfocadas en varios aspectos, todos inspirados a la filosofía hedonista.
Con respecto a la esfera profesional, mi base de trabajo y formación es el concepto de IKIGAI.
El Ikigai enseña que la felicidad no está necesariamente en un bien material, sino en descubrir aquello en lo que eres bueno, que te da placer realizar y que aporta algo al mundo. Ese concepto (japonés y bastante moderno) tiene mucho que ver con la filosofía hedonista clásica, que a menudo se confunde con la búsqueda constante del placer fin a sí mismo, cuando realmente su fundamento está en conseguir el equilibrio, única condición que nos genera el verdadero placer.
Descubrir tu ikigai requiere un ejercicio intenso de introspección y análisis. Tienes que reflexionar bien sobre ello, tomando el tiempo que sea necesario hasta lograr dar con lo que te provoca satisfacción y da sentido a tu vida. Y eso tiene aún mayor relevancia si tienes que orientar el futuro laborar de tus hijos o si gestionas un equipo, recursos humanos cuyo rendimiento depende en parte de tu influencia y ejemplo.
El dibujo explica de forma evidente en qué se basa el Ikigai, sin embargo, conseguir el equilibrio de los 4 pilares no es nada simple.
- Tu pasión: es la combinación de lo que amas hacer y de aquello en lo que eres bueno.
- Tu misión: está en el equilibrio entre lo que necesita el mundo de ti y lo que tú amas hacer.
- Tu vocación: se encuentra cuando lo que necesita el mundo de ti se combina con aquello que sabes hacer y por lo que te pueden pagar.
- Tu profesión: cuando te pueden pagar por aquello en lo que eres bueno.
¿Te has preguntado alguna vez si estos cuatro pilares de tu vida están en equilibrio o si solo vives para algunos de ellos? Si tu profesión te hace sentir vacío o crees que tu pasión no vale la pena, entonces es hora de sentarte y meditar sobre lo que hace que salgas de la cama cada mañana. ¿Te apuntas?