Negocio y salud van de la mano. Os cuento el caso de Asics

Un día de 1947, mientras un joven japonés comía una ensalada de pulpo, un trozo se quedó pegado al plato con sus tentáculos y se le encendió la bombilla: ¿Por qué no emplear ventosas en las zapatillas de baloncesto? Había nacido ASICS Corporation.

Kihachiro Onitsuka tenía 30 años y había sido oficial del Ejército Imperial Japonés. Finalizada la Segunda Guerra Mundial regresó a su ciudad natal, Kobe, pero tenía dudas sobre a qué dedicarse, así que le pidió consejo a un amigo y también veterano de guerra, que en aquel momento era Director de Salud y Educación Física en la Junta de Educación de Hyogo.

Su amigo le dijo que para tener una vida plena era necesario una «Anima sana in corpore sano» (mente sana en cuerpo sano), una frase que le marcó profundamente, provocando que iniciara un negocio relacionado con el deporte: Onitsuka Tiger, formado por él, dos empleados, una mesa y un teléfono.

Tras diseñar sus zapatillas con ventosas, este joven emprendedor comenzó a viajar por Japón buscando a quién vendérselas. Como no podía permitirse pagar alojamiento dormía en los bancos de las estaciones de tren y en cada ciudad a la que llegaba preguntaba en las comisarías la dirección de las tiendas deportivas y de los gimnasios, a los que acudía tratando de convencerles de las bondades de sus zapatillas.

Y lo consiguió.

Poco a poco su marca fue calando y en 1956 el equipo olímpico nacional ya usaba sus zapatillas de baloncesto, la compañía tenía 500 tiendas por todo Japón y poco tiempo después ya cotizaba en la Bolsa de Tokyo.

Además, decidió diseñar una zapatilla para correr maratones, y para ello estudió a los corredores buscando la solución a uno de sus mayores enemigos: las ampollas. Así creó las Onitsuka Tiger Marathon Tabi, inspiradas en los tradicionales calcetines japoneses, a las que añadió agujeros de ventilación en el empeine, mientras que las suelas expulsaban el aire al pisar y lo cogían al levantar el pie, evitando la formación de ampollas.

Nacían las primeras zapatillas de running.

En 1951, un atleta japonés ganaba la maratón de Boston con sus zapatillas, en 1963 otro japonés batió el récord del mundo y en 1976, en los Juegos Olímpicos de Montreal, Lasse Viren, corredor de fondo finlandés, ganaba la medalla de oro en los 10.000 metros. Al finalizar, se quitó sus Onitsuka Tiger y las levantó triunfante agitándolas por encima de su cabeza mientras daba la vuelta de la victoria al estadio.

En 1977 decidió fusionar todo su conglomerado empresarial bajo una sola compañía, empleando las iniciales de aquella frase que había cambiado su vida para siempre: 𝗔nima 𝗦ana 𝗶n 𝗖orpore 𝗦ano: 𝗔𝗦𝗜𝗖𝗦.

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