Uno de los mitos más común es hablar de testosterona para definir la masculinidad del hombre y evidenciar así una diferencia de género que se refleja en las consecuencias que la producción de esta hormona genera en el ser humano.
En mi última consulta con el Dr. Galán de la clínica Neolife, aparece que mis niveles de testosterona no son como deberían, aunque en apariencia el valor detectado en las analíticas entra en los «parámetros de normalidad». Nada más equivocado que ponerle la etiqueta de «normalidad» a una persona sin conocer su caso real. El Dr. Galán me hizo reflexionar sobre eso: los parámetros de normalidad de las analíticas de sangre se basan en lo que «normalmente» debería ocurrir en el 70-80% de las mujeres/hombres de nuestra edad.
Pero si mi conformación física, ósea, muscular, emotiva o metabólica es diferente ¿Qué hacemos? Nos quedamos cortos?
Cuando me dice que me falta testosterona me eché unas risas: ¿más todavía? fue mi respuesta en plan chiste (los que me conocen saben a qué me refiero …). Pues sí, para sentirme mejor y tener mejor rendimiento, tengo que suplementar mi testosterona. Y aquí va su explicación.
«En muchos textos, hasta científicos se refieren a la Testosterona como la hormona masculina. Y sí, los hombres tenemos niveles circulantes más altos. Pero, cuantitativamente, la Testosterona es la hormona esteroidea sexual más abundante durante la vida de la mujer. De hecho la medimos en unidades 10 veces mayores en las analíticas de sangre. Y los niveles de andrógenos precursores de la Testosterona como la Dehidroepiandrosterona son muy similares a los de los hombres. Curiosamente, el receptor androgénico donde se debe unir la Testosterona para hacer su efecto, es una proteína codificada en el cromosoma X«.
Tras una búsqueda bibliográfica para dilucidar el origen y la base científica detrás de muchas de las preocupaciones y suposiciones acerca de Testosterona en mujeres, se refutan estos mitos y conceptos erróneos comunes y se proporciona evidencia para respaldar lo que es fisiológicamente plausible y científicamente evidente:
- T es la hormona femenina biológicamente activa más abundante,
- T es esencial para la salud física y mental de las mujeres,
- T no es masculinizante,
- T en sí no causa ronquera,
- T aumenta el crecimiento del cabello en el cuero cabelludo,
- T protege al corazón,
- T parenteral no afecta negativamente al hígado ni aumenta los factores de coagulación,
- T estabiliza el estado de ánimo y no aumenta la agresividad,
- T protege las mamas.
Abandonar los mitos, los conceptos erróneos y las preocupaciones infundadas sobre la terapia con Testosterona y la T en las mujeres permitirá a los médicos brindar recomendaciones personalizadas, basadas en evidencias reales y no en supuestas normalidades y cada mujer tendrá su terapia adecuada, sin miedo a efectos masculinizantes.